Últimamente había estado oyendo hablar de unos programas que se definen a si mismos con el lema de: para escribir sin distracciones. Ofrecen escribir en una pantalla sin iconos, ni botones y sin nada que nos puda distraer. El programa original había sido creado para MacOSX, pero habían ido surgiendo versiones para otros sistemas operativos.
Decidí probar alguna de la versiones que habían aparecido para GNU/Linux. Y una terrible sensación de déjà vu me invadió. Esto ya lo he visto antes. Pero no ayer, ni antes de ayer, sino hace muchos años. Me refiero a la década de los 80 (del siglo XX), cuando no existía Internet la World Wide Web, ni Linux, ni Windows (y muchos de vosotros aún no habíais nacido). Entonces PC era sinónimo de IBM y el sistema operativo estaba en un diskete, sobre el que alguién había escrito a rotulador las siglas DOS. No existían las ventanas, ni los iconos. La pantalla del ordenador era un fondo negro con letras verdes. Una consola de texto. Entonces todos los programas eran sin distracciones: procesadores de texto sin distracciones, hojas de cálculo sin distracciones, bases de datos sin distracciones,…
Osea, resumiendo, que alguien ha estado intentando reinventar la rueda. Bien, no me parece mal. Yo entiendo que los usuarios de Mac y Windows abracen este redescubriento. Al fin y al cabo ellos hace tiempo exiliaron a la consola de texto de sus sistemas. Pero ¿por qué los usuarios de GNU/Linux debemos imitarles? La consola de texto está perfectamente integrada en nuestro sistema. ¿Por qué no usar un programa de escritura pensado directamente para consola de texto?